He abandonado temporariamente este espacio. Disculpen. Pero mi cuerpo es rebelde y abandónico por tramos. El 2009 fue un año espectacular, por lo menos para mí. He sido fiel a la vida y a la muerte. Me intoxiqué las veces necesarias y vi morirse gente de alegría. Por primera vez, dirigí el diario del festival de Cosquin. Una experiencia bárbara. Luego galopé por Rosario, junto a Lucas Segovia que editó su cantata Crimenes en Sangre. Anduve por Buenos Aires, conocí al vasco Oscar Ruiz Huidobro, al Manteca, visité con el Colo Marco el frigorífico recuperado en Cañuelas Frigocarne.
Y llegué a las tierras de la revolución bolivariana donde el mar Caribe me baño de otro marxismo, donde Amilcar Figueroa Salazar, me contó que según los colombianos, él aparecía en el ordenador de Reyes, el jefe guerillero de las FARC emboscado en tierras ecuatorianas. Héctor Vivas me llevó a Puerto Ordaz y lo bello es bello en todas partes.
martes, 12 de octubre de 2010
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