Allí estaban los vecinos de la Bajada, allí estaban los duendes de los mensúes, allí estaban las antorchas de las chicas que salían de los prostíbulos, allí estaban las fondas y los marineros, allí estaban los músicos que tributaban al maestro, allí estaban los periodistas que cubrían el festival y no quisieron perderse "el rito de un pueblo que confunde su sangre con la tierra.
Y allí me tocó estar, invitado por Joselo y donde nos fundimos en un abrazo con "la posadeña linda", "el moncho", "el mensú", con "el chacarero" y tantos más.
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