Algo me pasó cuando me enteré. Ayer a la tarde recibí la noticia y pese a que me preparé y presentía que se estaba muriendo, -y que por eso fui a despedirme el pasado viernes 3 de octubre,- la noticia me produjo un vacío: me quedé con la sensación como si algo me faltó decirle.
Ese viernes, mi despedida fue tumultuosa. Mucha gente alrededor. Muchas interferencias.
Yo no sabía cómo hacer para compartir el rito de la despedida.
Estaba mal.
Me miraba desconcertada.
Escuchó la serenata que le dio el cantautor misionero Joselo Schuap con sorpresa y hasta me arriesgaría a decir con miedo.
Anoche me dijo su hijo Sabino, que él y sus hermanos y sus familiares quieren enterrar sus restos en el cementerio aborigen de El Aguará; pero la velarían en Machagai.
Sería una buena acción que a esta sobreviviente de la única masacre de peones aborígenes rurales del país tenga una despedida como héroe.
Velarla en el municipio sería la gran reparación de una derrota injusta.
Melitona Enrique, anciana, sabia a golpe de sufrimiento, te fuiste a los 107 años y me dejaste el legado más importante, los testimonios que dieron origen a "Crímenes en Sangre". Tus fotos, -principalmente, la que compone la tapa del libro-, obtenida por Santiago Solans recorrieron el mundo y tal vez lo sigan haciendo.
Dejó de existir a las 19.45 de ayer 13 de noviembre en Machagai cuando los médicos se aprestaban a trasladarla a Resistencia.
Estuvo internada en el hospital de Sáenz Peña desde el viernes hasta el martes pasado.
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